Miedo y celo político el pan de cada día de Tomás Gutiérrez en Ramos Arizpe

Ramos Arizpe, Coahuila. — Lo que parecía ser una relación institucional entre el alcalde Tomás Gutiérrez Merino y la diputada local Edna Dávalos Elizondo, representante del Distrito 12 al que pertenece este municipio, se ha convertido en una verdadera guerra fría que se intensifica día con día. Y es que, al más puro estilo de la vieja política, Gutiérrez Merino ha optado por excluir, desacreditar y hasta vetar a la legisladora de cualquier actividad relacionada con su administración.
Fuentes al interior del propio cabildo han confirmado que desde la oficina del alcalde se ha girado la orden directa: “Nadie se le acerque a Edna”. Regidores afines a la diputada han sido relegados, ignorados e incluso marginados de reuniones clave, mientras que directores y trabajadores del Ayuntamiento han recibido instrucciones para no asistir a ningún evento convocado por la legisladora, y mucho menos aparecer públicamente a su lado. Todo, según se dice, por instrucciones del propio Tomás.
Pero la cosa no termina ahí. De forma por demás burda, el alcalde ha emprendido una campaña de desprestigio contra la diputada utilizando medios de comunicación de reputación dudosa y comunicadores locales conocidos más por esparcir chismes sin sustento que por su compromiso con el periodismo. La narrativa es clara: atacar, denigrar y minimizar a Edna Dávalos en cualquier espacio posible, con el fin de erosionar su imagen pública.
Incluso la primera dama de Ramos Arizpe, esposa del alcalde, se ha sumado al boicot: ha optado por no acudir a eventos donde se encuentre presente la diputada, en lo que claramente refleja un nivel de celo político rayando en lo personal.
Este conflicto no es nuevo. El anterior alcalde, Chema Morales, también optó por no invitar a la diputada a eventos oficiales, pero Gutiérrez Merino ha llevado esta actitud a niveles nunca antes vistos, convirtiendo el Ayuntamiento en un terreno hostil para quien no comulgue con su línea política.
Cabe recordar que Tomás Gutiérrez ya arrastra un historial de señalamientos por presuntos actos de corrupción, cuando fue investigado por el uso de empresas fantasmas para facturar despensas durante administraciones anteriores. Un expediente que muchos consideran aún abierto y que retrata el estilo de político al que ahora se enfrenta la diputada Dávalos.
Mientras tanto, Ramos Arizpe se ve envuelto en un clima político tenso, en donde las vendettas personales parecen estar por encima del trabajo conjunto y el bienestar de la ciudadanía. ¿Hasta dónde llegará esta guerra sin cuartel? ¿Y qué consecuencias traerá para el desarrollo del municipio?
El tiempo —y los votantes— tendrán la última palabra.