Hoteles en Saltillo enfrentan baja en ocupación, pero aumentan ingresos por tarifas más altas

Aunque la ocupación hotelera en Saltillo experimentó una ligera caída durante los primeros meses del año, los ingresos del sector registraron un aumento gracias a ajustes en las tarifas, reveló la Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV).
De acuerdo con el organismo, la ocupación acumulada de enero a abril fue del 52%, tres puntos porcentuales por debajo del 55% registrado en el mismo periodo de 2024. Sin embargo, los ingresos totales por hospedaje crecieron un 7%, alcanzando los 412 millones de pesos, impulsados por un alza del 12% en las tarifas promedio.
Actualmente, la ciudad reporta un nivel de ocupación mensual cercano al 55%, con una mayor variación en el segmento de turismo de negocios, que ha mostrado una leve desaceleración.
Según el director de la OCV Saltillo, Raúl Rodarte, los hoteles han implementado estrategias de ajuste tarifario para mantener la rentabilidad. “Ahora vendemos mejor. Ya hay hoteles con tarifas desde 3 mil 500 pesos por noche, aunque la mayoría se mantiene entre mil 800 y 2 mil 500 pesos”, comentó.
Pese a la reducción en el flujo de visitantes, especialmente por motivos corporativos, el sector continúa mostrando solidez gracias a estas medidas. En abril, los ingresos por tarifas hoteleras fueron de 105 millones de pesos, cifra muy similar a la del mismo mes del año pasado, lo que indica una compensación exitosa frente a la baja ocupación.
Se proyecta expansión del sector
Rodarte también anunció que para 2025 se espera un crecimiento en la oferta hotelera local, con la incorporación de alrededor de 600 nuevas habitaciones, lo que elevaría el inventario total de la ciudad a cerca de 4,500.
Este aumento en la capacidad responde a una visión de mediano plazo, que apuesta por mantener la competitividad de Saltillo como destino tanto para el turismo de negocios como para el recreativo, a pesar de los ajustes que actualmente enfrenta el mercado.
La estrategia hotelera en la capital coahuilense demuestra que, con una gestión adecuada de precios y proyecciones de crecimiento, es posible mantener la rentabilidad incluso ante ligeras caídas en la ocupación.