La violencia institucional contra las mujeres dificulta el acceso a la justicia
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La violencia contra las mujeres en México no solo se traduce en agresiones físicas o psicológicas, sino que encuentra sustento en un entramado cultural, social e institucional que permite su perpetuación.
Instituciones encargadas de garantizar justicia y protección a las víctimas, como ministerios públicos, tribunales y corporaciones policiacas, con frecuencia reproducen dinámicas de misoginia, revictimización hasta la omisión de investigaciones.
Grupo Imagen entrevistó a cuatro víctimas de diversas violencias que no se conocen entre sí; sin embargo, coinciden en una sola, la violencia institucional que les dificultan el acceso a la justicia, una justicia que es comprada por sus victimarios.
Mon, así le llamaremos porque así lo solicitó, entró a laborar en Audi Center Santa Fe en 2023, su entrada ante los ojos de su gerente Joaquín López era un festín de carne fresca. Primero fue el constante acoso sexual, qué fue rechazado de inmediato. Este rechazo generó el enojo de “El jefe que me puso más trabajo e incluso, me cambió de área y me bajó el sueldo”. A la par el supervisor de zona de Audi Gerzain Ordaz, inició el acoso que concluyó en un abuso sexual.
Esto sucedió en los talleres de la concesionaria de Santa Fe, dónde el supervisor la llevó bajo el pretexto de un examen de conocimientos, una trampa para llevar a cabo su delito.
Y me dijo, pues ahora te voy a enseñar quiero ver tus pezones, quiero verte, quiero verte, si no aquí no. Yo llevaba una blusa una camisa blanca de vestir con botones y una falda negra, mi falda era acá, si mi blusa era entallada, pero pues ahora entiendo que no tenía nada que ver, me empezó a tocar y besar, ay… yo no podía hacer nada…perdón…Yo no quería hacer nada de eso”.
Un evento traumático que la llevó a tomar diversos medicamentos para calmar la ansiedad y el estrés que le generó el abuso sexual, prueba de ello está en la incapacidad de trabajo que dicto el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con el folio 53-2230 donde se determinó que era necesario el tratamiento psiquiátrico.
Tomo 10 distintas pastillas que me receto la psiquiatra para calmar mi miedo, ansiedad y los ataques de pánico que tengo, deje de laborar por lo mismo, llevó un año sin tener ingresos, todo por la culpa de estos dos desgraciados (Joaquín y Gerzain).